12.Confío en que esta sea una propuesta válida para el gran público.
La obra transcurre en el mundo del teatro, y esto es, un inconveniente. Josete Alcobendas me confiesa su prejuicio sobre una obra más de teatro dentro del teatro: “ya están los cómicos hablando de sus cosas”. Pero en esta obra el ámbito teatral es un marco como podría ser cualquier otro. La obra no trata del teatro, sino de la ficción sobre la que muchas veces se construye la propia vida.
En una primera lectura rápida, aún superficial, la obra es una crítica de costumbres a la falsedad de las relaciones laborales (los enchufados, las influencias,etc.) y también los intereses en las relaciones afectivas y el juego del poder.
En una lectura más profunda, la más interesante y universal, la obra es un friso sobre el dilema entre la aceptación de las condiciones de nuestra vida y, por otro lado, el inconformismo radical, con muchas variaciones y matices, que representan cada uno de los personajes. El Misántropo trata de en qué medida debemos transigir para vivir en sociedad, y en qué medida podemos ser libres,honestos, auténticos… hasta dónde es razonable ponerse una máscara de apariencia y dónde comienza a ser un cinismo intolerable. Este es el meollo que puede hacer que la gente se comunique con la obra, que salga del teatro hablando de los personajes y sus conflictos, como si de sus propios problemas se tratara.
Y, aún a un nivel más personal, (que es el que me mueve en este empeño), esta obra describe el momento crítico del ecuador de la vida, cuando lo que está en juego no es ya tanto el engaño social como el autoengaño. Ese momento en que no podemos seguir haciéndonos ilusiones sobre un futuro improbable, y necesitamos decir la verdad sobre nosotros mismos. Esta es la vertiente que emparenta este misántropo con la esencia chejoviana.
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